19 noviembre 2010

RESEÑA DE LA CONFERECIA DE Dª CONCHA ZURITA

     En el T.E. celebramos el día 15 de noviembre de cada año “el día de la escucha” con el objetivo de hacer más sensibles a las personas que nos rodean de la importancia de la comunicación basada en el respeto y la comprensión. El lema de este año es: escuchando a los abuelos. Dentro de los actos programados hemos tenido la ocasión de contar con Doña Concha Zurita como ponente de la Conferencia “Las Relaciones Familiares Entre Generaciones”.


     Concha Zurita, madrileña de origen y afincada en nuestra tierra desde hace bastantes años ha sido Profesora de la Universidad de Almería, impartiendo las asignaturas de Psicología Evolutiva y Psicología de la Educación. Ha dirigido la Universidad de Mayores durante nueve años y pienso que está jubilada sólo a efectos de retribución económica pues en los demás aspectos está totalmente en activo.

Doña Concha Zurita

     Haciéndose eco de lo que celebramos en este día ha basado su brillante intervención en tres aspectos fundamentales para el desarrollo personal: comunicación, escucha y esperanza en el marco de nuestros mayores.

     A continuación ofrecemos un resumen de su intervención:

     La comunicación la podemos entender como la necesidad de hacer saber algo y es una necesidad del hombre por la propia naturaleza humana. El hombre necesita palabras y contacto físico y esto es lo que lo va a hacer humano. El ser humano es miembro de una colectividad que lo hace referente. La incomunicación es una carencia y desde luego la mejor forma de comunicar es con la palabra.

     Escuchar es oir con atención, estar pendiente del otro, dejarse influir por los demás. No se puede hacer una escucha empática sin elaborar la información. Esta elaboración que hagamos va a depender de muchos factores: estado anímico, saber, memoria, buena voluntad, etc.

“La naturaleza le ha dado al hombre una boca y dos oídos para poder escuchar el doble de lo que habla”.

     La definición de abuelo es muy variada: los abuelos son los progenitores del padre o la madre de una persona. También puede significar viejo, mayor, gastado por el uso, achacoso, caduco. Pero abuelo según el diccionario también significa séneca; es decir, hombre de mucha sabiduría.

     ¿Por qué escuchar a los abuelos? Pues por la experiencia que nos pueden aportar ya que han sido niños, padres y mayores y durante todas estas etapas han ido acumulando experiencias para compartir y valores para contrastar y compartir con el resto de la familia. El abuelo es el pilar de la familia, el elemento de cohesión y en muchos casos el responsable de la crianza y educación de los nietos. Corren el peligro de pasar de ser abuelo colaborador a abuelo esclavo por la carga de trabajo que se le asigna sin tener en cuenta si sobrepasa su capacidad.

     Al dialogar con nuestros abuelos tenemos que tener en cuenta todo lo que les ha tocado vivir: han pasado una guerra civil, una postguerra, una dictadura, una transición a la democracia, el nacimiento de la unión europea, el paso de una sociedad agraria a una industrial, la revolución del conocimiento y de la ciencia, etc. Por todo ello son miembros vivientes de nuestra historia más recientes al ser testigos de los últimos sesenta o setenta años.

     Los abuelos tienen necesidades de comunicación: muchos se sienten solos. Están separados de su familia, de sus amigos, compañeros de trabajo… Necesitan a alguien con quien hablar, tener contacto con los demás y comunicarse. La soledad culmina cuando no son capaces de distinguir un día de otro. Ahora se vive más tiempo, pero se trata de darle sentido a la vida.

     La esperanza, le da sentido a la vida, sin ella no somos nada. Nos permite relativizar los problemas. El T.E. contribuye a la salud emocional de las personas por medio de la palabra.

Vista parcial de los asistentes.
     Sigmund Freud lo define perfectamente en esta cita:
"La ciencia moderna aún no ha producido un medicamento tranquilizador tan eficaz como lo son unas pocas palabras bondadosas".
          Damos las gracias a Doña Concha Zurita por la atención que ha tenido con nosotros regalándonos su tiempo y lo que es más importante: su saber. Igualmente, agracedemos al Círculo Mercantil de Almería el habernos cedido su Salón de Actos para la realización de esta conferencia.




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